En el olvido los pueblos de la montaña

  Luego del catastrófico huracán María familias en el pueblo de Jayuya salen de su hogar en busca de ayuda. (Foto: Vanessa Colón)

“Estar en medio del huracán, tener que coger a mi hijo y salir corriendo por que la casa se nos caía encima, fue la peor experiencia de mi vida”, residente de Utuado quien prefiere mantener su identidad anónima. El huracán María fue el mayor desastre natural que ha enfrentado la isla en años. Arropó la isla con vientos sostenidos de hasta 155 millas por hora y causó una gran devastación y dolor sobre todo en los pueblos del interior de la isla. Fue en esta localidad donde más se sintió el azote del devastador temporal y son estos pueblos los que han quedado en el olvido: Utuado y Jayuya. Luego de más de 80 días de su paso Jayuya y Morovis están sin servicio de energía eléctrica y agua potable; mientras que Utuado, Orocovis y Ciales cuentan con los servicios parcialmente.

Sin comunicación

El pasado 20 de septiembre el corazón de Puerto Rico quedó completamente destruído, muchas personas perdieron sus hogares, otros la vida, los caminos obstruidos y el tendido eléctrico caído. Fueron los mismos residentes quienes con machete en mano comenzarón a despejar las calles para así poder encontrarse con sus familiares y descubrir el gran daño que causo este huracán.  Julio Ortiz, residente de Morovis relato: “Al quinto día luego del huracán no sabía nada sobre mi hijo, ya que se encontraba en el pueblo de Jayuya con su madre, yo estaba bien asustado; me monté en mi carro y fui para allá, una experiencia horrible no había carreteras y todo estaba destruido. Luego de más de tres horas pude llegar, sentí un gran alivio”. Relatos como este son contados por muchas personas, ya que el sistema de comunicaciones cedió por completo y la única manera de saber de tu familia o amigos era llegando a su hogar. La jayuyana Ingrid Colón cuenta que: “fue muy doloroso estar días sin saber de la familia y cuando los ves y abrazas se siente como si hubiéramos sobrevivido a una catástrofe”.

Jayuyanos siempre con una sonrisa pese a la adversidad. (Foto por: Vanessa Colón)

Los destrozos a causa del huracán han recordado la fuerza, el carácter solidario, y el gran espíritu de los que viven en la montaña que los ayuda a sobrellevar la tormenta. La creatividad de las personas abunda, se reúnen para lavar ropa, bañarse, llenar cubos y botellas en los ríos. El puente del barrio Charco Abajo en Utuado no resistió el embate del huracán y colapso, los residentes construyeron una polea la colocaron y le amarraron un carrito de supermercado, lo utilizan para transportar alimentos, agua y suministros.

Transportando artículos en Charco Abajo, Utuado. (Foto suministrada)

El gran impacto

La tempestad trajo consigo muchos problemas sumiendo a Puerto Rico en tristeza, y sufriendo el apagón más grande en la historia de los Estados Unidos. Con la isla devastada las personas tenían que hacer largas filas, pasaban horas para poder comprar gasolina, hielo o sacar dinero de sus cuentas. “Estaba horas en una fila para comprar hielo y se derretía en menos del tiempo que me tomo comprarlo”, expreso Vanessa Colón. Los supermercados tuvieron que racionar los alimentos, las personas que transportan la gasolina y el diésel no querían subir al centro de la isla ya que temían por su seguridad en las carreteras. Esto causó caos ya que los hospitales y farmacéuticas necesitaban de ellos para continuar sus labores. En Jayuya se encuentran las farmacéuticas Baxter y Abbive que son el sustento de muchas familias de dicho pueblo, han estado trabajando con generados eléctricos. El pasado viernes 8 de diciembre Baxter cerró sus operaciones ya que el generador eléctrico colapso. “Estamos sin agua, sin luz, y ahora sin trabajo solo deseo que esto mejore, que no me pongan luz en mi casa, pero si en mi trabajo”, Ingrid Colón.

 

Éxodo  

En el centro de la isla la recuperación se vislumbra como algo muy lejano. Cuentan los días sin agua potable, sin electricidad y despidiendo semanalmente a los “200” familiares que se van. “Nada funciona”, menciona Francisco Collazo vecino de Jayuya. Miles de personas se han marchado en los primeros vuelos que encuentran. Más de 100 mil borriqueños se han marchado a los Estados Unidos, según un estudio del periódico Cuba Debate. En los Estados Unidos se aprobó que en la Florida se acoja a los puertorriqueños con la ayuda de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia (FEMA). Puerto Rico ha sufrido mucho económicamente en la última década y el éxodo acelera más su caída. Isabel Pagán residente de Jayuya, entre lágrimas relato que: “su nieto se fue para los Estados Unidos porque aquí no conseguía trabajo y después de María todo empeoró”. Muchas personas dicen que cuando todo vuelva a la normalidad regresaran a su isla, otros no volverán.

Los municipios del centro continúan desolados por la destrucción y sumido en la espera de ayudas. “Mi casa es de cemento, pero las ventanas y puertas se fueron con el huracán todo lo adentro se mojó, todavía no he recibido ninguna ayuda”, Damarys Soto residente del barrio Pasto en Morovis. El huracán María dejo muy en claro que Puerto Rico no es el país que creíamos tener, es una colonia pobre que vivía en un espejismo. Dicen que Puerto Rico se levanta, pero a los residentes del centro de la isla lo único que los levanta son los mosquitos.

 

 

Ilian Morales
Author: Ilian Morales

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