Opinión: Indignación ante la Reforma Laboral

Por: Reuel Torres Vargas (reuel.torres@upr.edu)

Mi corazón llora lágrimas de sangre cada vez que leo en la prensa lo que los líderes de mi país hacen en contra de la ciudadanía; me entristece y desconsuela el rumbo que ha tomado el lugar que me vio nacer. En los últimos días la compleja y polémica reforma laboral que se aplicará en Puerto Rico gracias al gobernador electo ha acaparado la atención de todos.

“Entiendo que es una ley fuerte, que tiene gran posibilidad para hacer cambios importantes en el desarrollo económico de Puerto Rico y, por supuesto, la creación de empleos, que es algo que todos los puertorriqueños quieren”, sostuvo Rosselló.

Por otro lado, el representante Manuel Natal por el Partido Democrático Popular (PPD) añadió que: «esto es una ley ideológica y la premisa donde está fundamentada este proyecto es  liberal la leyes laborales «flexibilizar», que no es otra cosa que quitar los derechos a los trabajadores. Sin embargo, ni el proyecto, ni en los memoriales explicativos de las agencias y organizaciones que aprueban el proyecto, ni en el informe que preparó, se pudo producir un solo estudio, una sola referencia de que la medida logra lo que dice que hace, que al quitar derechos a los trabajadores se logra más empleo”.

Apenas comienzo a vivir y las limitaciones a las que me estoy enfrentando son tantas que me causan un terror en mis más ocultos tuétanos.  Se me hace difícil entender los cambios a los que me veo obligado aceptar en una supuesta democracia donde nadie es parte de ella, pero todos podemos opinar.

Soy estudiante de periodismo y para poder sufragar mis gastos, trabajo los fines de semana como mesero, sin mencionar que por necesidad en ocasiones debo trabajar días de semana. A estas alturas y sin haber aún aprobado dichas enmiendas, mis derechos se han visto comprometidos. Como camarero me he visto forzado a aceptar condiciones de trabajo no siempre justas o costo-efectivas solo por llegar a fin de mes.

He trabajado más de cinco horas sin tomar un descanso porque el tiempo ideal nunca existe para estos negocios. Cobro un salario fijo de $3.50 la hora más la propina que puede dejar un cliente según considere la calidad del servicio. A pesar de que siempre procuro proveer el mejor servicio posible y sin tomar en cuenta los pellejos que he dejado para que su comida llegue caliente, muchos no lo consideran a la hora de pagar.

Le llora el alma a cualquiera cuando el único pensamiento que rodea la mente de un trabajador puertorriqueño en estos momentos en que se avecina la reforma es: “¡debo salir de este país”! El objetivo de este plan tan siniestro es despojar a la comunidad trabajadora de los derechos que les corresponden.

La reforma laboral va a causar que más gente se vaya de Puerto Rico, dijo la expresidenta  de la Sociedad Puertorriqueña de Planificación. Indicó que las personas que pierden un empleo no necesariamente van a estar a gusto con otra plaza de trabajo en la que le ofrecen menos sueldo y beneficios.

“No es lo mismo trabajar en empleos donde tienes beneficios, como plan médico”, que en un lugar que no lo tienes. “Esta reforma laboral señala que más gente se quedará en Puerto Rico, pero no lo han probado”, dijo la también expresidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico.

La revista 80 grados publicó esta semana una lista detallada de los cambios que estamos prontos a enfrentar:

“Entre las disposiciones de dicha Ley subrayamos las siguientes: sustituye por “en un día calendario”, el periodo de 24 horas consecutivas para el cálculo de las horas extras, eliminando para todos los efectos prácticos las horas extras diarias; permite turnos de más de 5 horas de trabajo sin ingerir alimentos; elimina el pago de horas extras los domingos y días feriados; liberaliza las leyes laborales; se “coloniza” la interpretación de las leyes laborales con leyes y decisiones federales; destruye el concepto de despido constructivo; reduce brutalmente la indemnización por despido injustificado; reduce las cuantías en reclamaciones de daños por discrimen, hostigamiento sexual y represalias, así como el término de reserva de empleo a trabajadores lesionados; invierte el peso de la prueba en los casos de despido en contra del empleado; flexibiliza el concepto de contratista independiente de forma tal que se pueda utilizar para que la persona no tenga prácticamente derechos como empleado”- subrayó el autor, Denis Márquez Lebrón.

No hay necesidad de ser la persona más capacitada o tener títulos académicos completados para darnos cuenta que es inhumano lo que se está planificando en el interior de las cuatro paredes del Capitolio. Es injusto y debemos dejarlo sentir en todos los medios posibles; no podemos seguir permitiendo que todas las decisiones que nos afectan como pueblo recaigan sobre las personas sentadas en sillas acojinadas y enchaquetados con corbatas azules o rojas.

Es tiempo que nos pongamos nuestros pantalones, pero esta vez agarrados con corea para que no se nos caigan en el camino y peleemos por los derechos que nos corresponden como trabajadores y trabajadoras que buscamos tener nuestras habichuelas para subsistir.

Ahora bien, no haremos nada quejándonos entre nosotros mientras otros continúan tomando decisiones. He notado en las redes sociales cómo el público muestra su indignación de una manera pasiva y con un sentido de aceptación porque no existe otro remedio.

¿Qué más evidencia existe para comenzar a actuar en contra de dicha sanción que amenaza contra los derechos de los trabajadores?

«La ley propuesta se ensaña contra los jóvenes que van a entrar a la fuerza laboral, aumentando el periodo probatorio de 3 meses a 1 año y 6 meses, bajando en un 67 % el bono de navidad y reduciendo también sustancialmente las licencias de vacaciones y días por enfermedad”, dice también el ensayo de 80 grados.

Quiñones Domínguez, economista y profesora de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Arecibo indicó que la Ley tendrá otras repercursiones para la economía local, ya que «mucha de la gente que está trabajando y que va a perder parte de sus derechos, puede terminar moviéndose a empleos en la economía no formal, en la que no se reporta ese trabajo y no se pagan contribuciones».

¡Basta ya de tanta injusticia y desigualdad! Exhorto humildemente a que las personas primero se eduquen sobre la enmienda  y como consecuencia, actúen en nombre de sus derechos en el ámbito de trabajo. No sirve de nada hablar si no demostramos nuestra indignación y si no caminamos juntos para obtener un beneficio común.

Tinta_Digital
Author: Colaborador/a de Tinta Digital

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *