Mujer fuerte, vivaz, sin pelos en la lengua y sobre todo, 100 porciento orgullosa de sus raíces puertorriqueñas, así podríamos definir a la periodista Ana Teresa Toro. Considerada por Martín Caparrós como una de las mejores escritoras de su generación en cuanto al periodismo cultural se refiere.
Nació en Aibonito, Puerto Rico, en el año 1984. Desde temprana edad comenzó a interesarse por el mundo de la literatura, gracias a su abuela, la cual declamaba poemas de Julia de Burgos. Aunque aclara, “soy periodista casi por naturaleza. Me fascina contar sobre las cosas que pasan a mi alrededor y Puerto Rico es un país que necesita que muchas cosas sean contadas”.
En el 2010 comienza a trabajar oficialmente como periodista cultural en uno de los diarios más reconocidos de la isla, El Nuevo Día. Sus textos son una mezcla entre la ficción y el periodismo, aunque siempre tratando de mantener el enfoque cultural presente. Ha difundido su trabajo en diversos medios tales como: Diálogo, El Vocero, WKAQ, 80 grados, El Nuevo Día, entre otros. Obras que le han sido merecedora de premios importantísimos como lo son: el Premio de Periodismo Bolívar Pagan del Instituto de Literatura Puertorriqueña y, el Galardón a la Excelencia en el Periodismo de Arte, Cultura y/o Entretenimiento por parte del Overseas Press Club. Asimismo, obtuvo un reconocimiento de parte del Club Ultramarino de Prensa. Además de ejercer como periodista es una excelente cronista, llegando a publicar tres libros de forma independiente. Éstos son: Cartas al agua (2015), Las narices de los perros (2015) y, por último, El cuerpo de la abuela (2016).
“El periodismo cultural y la crónica han sido, desde siempre, dos de mis motivaciones mas grandes alrededor de todo lo que tiene ver con la literatura”.
En su segunda obra literaria, Las narices de los perros, la autora se centra en el tema de la “identidad puertorriqueña”. Exponie como ejemplos el sistema social y político del país, a parte, de las navidades boricuas, entre muchos otros. En la crónica “Una isla, 78 identidades”, Toro, describe a Puerto Rico como un país de “identidades mixtas”. El ejemplo que presenta para aclarar tal ideología es la cantidad de pueblos que existen para una región tan pequeña. Según expertos se debe a dos variantes: el sistema político y la geografía. En combinación, las dos vertientes lo que buscaban era ese cambio de “progreso”, el precapitalismo, haciendo que las personas comenzaran a establecerse primero en los llanos costeros para luego ir instaurándose en el centro montañoso de la isla.
Por otro lado, en el texto “Santa Cló vive en La Cuchilla” la escritora hace referencia a las tan llamativas navidades borincanas donde “camellos y venados conviven felices en una misma estampa”. Para explicarlo, no solo hace mención de los vínculos políticos que nos unen a Estados Unidos sino también al exotismo y la publicidad. Antes nuestras fiestas tradicionales estaban constituidas por aguinaldos; sin embargo, debido al nexo con la unión americana nos hemos ido adaptando a su cultura, aunque criollisándola un poco. Estos últimos dos temas también han sido esenciales para acogida de Santa Claus a nuestra cultura navideña. Ya que al ver algo diferente a lo que estamos acostumbrados y estar constantemente bombardeados por la promoción nos incita a querer adquirirlo o formar parte de él. Lo que hace que vayamos moldeando la cultura hasta crear nuestra propia esencia.
A pesar de todo este fragmentado de la cultura puertorriqueña y de tener costumbres a fin con el mundo latinoamericano y estadounidense Ana Teresa Toro expresa, “Yo soy puertorriqueña, en primer orden. Tenemos un país, aunque no sea un estado-nación reconocido. Y en este país por supuesto tenemos una identidad propia”.