Sobre ética, credibilidad y periodismo

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Desde el origen del tiempo, asi como en todas las sociedades, culturas y profesiones, desde luego, se han establecido unos órdenes y patrones para regir el comportamiento social humano. Aristóteles fue uno de los primeros en llamarle al estudio del comportamiento, ética, de la palabra griega ethikos, que significa carácter. Cuando pensamos en ética, nos vienen a la mente palabras como: valores, moral, juicio e incluso, orden. Específicamente hablando del campo periodístico, la ética se trata de una guía tanto personal como mediática, que en teoría y para el buen funcionamiento de nuestra labor, debemos seguir. Sin embargo, a diario vemos cómo los diarios, titulares y la redacciones que emplean muchos periodistas, están lejos de ser éticas.

Entonces, si la ética es lo que rige nuestro oficio y maximiza el bien común, ¿por qué no es obligatorio? La respuesta es sencilla: ética no equivale a ley, aunque moralmente se puedan sufrir los efectos, así como las consecuencias de nuestra toma de decisiones con nuestros patronos, con el gobierno y hasta con uno mismo.

Más allá de una simple decisión, la ética trae entre manos otros elementos como la confianza, la rectitud, la credibilidad y añade un valor especial a las personas- sobre todo a los periodistas.

En esta profesión, la ética es sumamente importante, pues se basa en la confianza de los lectores hacia el periodista y, en ocasiones, al medio para el que laboran. Como comunicadores debemos mantener siempre una credibilidad, ya que sino, no somos nadie. Esto se debe a que, como había mencionado, es una profesión que estrecha lazos de credulidad con el lector, su comunidad y con el mundo.

Los periodistas son el medio por el que se hacen escuchar los necesitados, los discriminados, desde donde se destapa la corrupción y la mentira, buscando la transparencia de todo suceso. El buen periodismo es ético y es democrático. Los actores de este oficio narran historias, noticias, eventos, protestas y conflictos, y su labor se centra en ofrecer una información veraz, objetiva y confiable. Luego de la publicación, las personas leen estos textos y están supuestas a creer la información que en ellos se recoge.

Por esto, la profesión del periodismo debe ir de la mano de un código de ética que nos ayude a tomar las mejores decisiones en situaciones específicas. También, se debe moldear y atemperar a la realidad de los medios y de la convergencia. Considero que para la mayor eficiencia, equilibrio y precisión de la ejecución de un código de ética, se debe involucrar a varios otros sectores de la sociedad como: profesionales del campo, profesores, estudiantes, ciudadanos, entre otros.

Partiendo de un pequeño análisis sobre el código de ética llevado a cabo por la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO), me atrevo a proponer que se examine y reflexione el canon número cuatro. Esta mención establece que: “un periodista puede ser miembro de cualquier grupo cívico, político o sindical, o de otra índole, que pueda ser objeto o parte de la discusión pública en determinado momento, sin perder la objetividad”.

Sin embargo, y de acuerdo con las expresiones del periodista Benjamín Torres Gotay, en el primer Congreso de Ética ofrecido recientemente en la Universidad del Sagrado Corazón, si un periodista está públicamente relacionado con algún partido político, grupo activista o cualquier otro, debe evitar trabajar noticias de estos temas, pues es más  probable que pierda la objetividad en temas en los que ya se tiene una posición.

Aunque el canon establece que “repudiamos la teoría de que el periodista no puede ser activo en la política partidista por ser contraria y violatoria de la tradición puertorriqueña”, no me refiero a que se le nieguen sus derechos a expresarse de acuerdo a sus gustos, opiniones y preferencias, sino que si está vinculado o inclinado a alguna ideología en el que se entienda que el mismo periodista considere que afectará su objetividad, debería elegir otra sección o temas en los que no exista un conflicto de intereses por ambas partes.

Aprovecho esta ocasión para retomar el caso del  subdirector de El Nuevo Día, quien narró un acercamiento sobre una oportunidad de un mejor puesto con mejor salario en su lugar de trabajo, pero este involucraba la política. Y aunque él no tenía ninguna inclinación abiertamente sobre partido alguno, su esposa sí, por lo que optó no aceptar el puesto. Esto sería un buen ejemplo para ilustrar lo mencionado anteriormente.

Por otra parte, el canon 3 del código de ética de la ASPPRO expone que el periodista: “evitará la distorsión de la noticia o sacar fuera de contexto citas, fotos o vídeos.” Esto es una realidad que se vive a diario en los medios de comunicación en Puerto Rico, y más aún en las redes sociales. Los titulares sensacionalistas y alterados de la realidad son la orden del día, y considero una lástima que no se incluya en este canon la distorsión de los titulares, pues este asunto ha llegado al nivel que los lectores demuestran su repudio en los comentarios de las noticias. Si se trabaja fuertemente la ética en los periodistas, en los medios y en las universidades se pueden mejorar situaciones engañosas y antiéticas como esta.

Un periodismo sin ética llevaría esta enriquecedora carrera a la perdición. La gente dejaría de confiar en lo que lee, escucha y ve en los medios de comunicación. Nuestro oficio sería destruido por las informaciones manipuladas, por los grandes intereses, los personales y los económicos. No sería un periodismo libre, justo y veraz; simplemente, ya no sería periodismo.

Existen varias especificaciones que se pueden adoptar como es el caso del Artículo 8 del Proyecto de Código de Ética del Periodista de Investigación: “El Periodista de Investigación no recurrirá a subterfugios – como utilizar identidades falsas, cámara o micrófonos ocultos – para obtener la información.” Solo se necesita seguir reflexionando y trabajando para ir perfeccionando nuestros códigos de ética locales.

Culmino con una frase del periodista y ensayista polaco, Ryszard Kapuściński:

“El verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro”.

Que la ética nos siga guiando y ayudando a informar verazmente, a ser foro de información y no medio de imposición de pensamientos ni de manipulación. Por otra parte, no debemos dejar a un lado el segundo pilar de este oficio: la empatía. Existimos gracias a otros y para hacer escuchar a los más necesitados y los que no tienen voz. Por esto, solo siendo mejores seres humanos podemos llegar a ser mejores periodistas.

Valerie Jimenez
Author: Valerie JimenezEstudiante de Comunicación (valerie.jimenez1@upr.edu)

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